martes, 21 de mayo de 2013

El Deporte en Venezuela



Desarrollo del Deporte en Venezuela



El conocimiento que se tiene sobre los deportes practicados por los aborígenes en Venezuela proviene de las referencias que de ellos hicieron los cronistas; a partir de allí se infiere que algunos deportes eran practicados antes del arribo de las naves españolas y otros pueden ser ya producto del proceso de aculturación.

En Venezuela, la expresión deportiva se caracterizó, en un principio, por la práctica de la caza y la pesca; los pobladores prehispánicos era diestros en el manejo del arco, flecha y jabalina, realizaban también carreras de postas en función de las comunicaciones o por competencia y efectuaban juegos que eran una invitación al combate, a la caza de animales o como forma de distracción después de las actividades de trabajo diario. En su mayoría, los juegos se llevaban a cabo en torno a una pelota, pero en varias modalidades. La primera de ellas denominada «pelota criolla», de la cual se afirma que existía en el continente americano 2.000 años antes de la llegada de los españoles. En Venezuela la observan por primera vez los europeos en 1530 aproximadamente, en la región que comprende hoy el distrito Torres del estado Lara. 

Según cronistas e investigadores, los indios xaguas que habitaban en esa región centrooccidental del país, la jugaban con fines míticorreligiosos, para lo cual elaboraban la pelota con el látex de un árbol llamado caucho (Hevea benthamiana, Hevea minor, Hevea rigidifolia) que era muy elástica y al menor impulso, rebotaba muy alto. Entre los guajiros de la región zuliana, se acostumbraba utilizar una pelota hecha de cuero de venado, rellena de algodón, con bastante peso, que debía ser mantenida en el aire.
Entre los otomacos de la región de Apure existía otra modalidad; se organizaban en 2 equipos de 12 jugadores cada uno y comenzaban a jugar sin efectuar saques, pero un rechazo muy diestro. La pelota era de caucho, muy grande y debía mantenerse en el aire el mayor tiempo posible, pudiendo ser tocada sólo con el hombro derecho, de lo contrario se anotaba un tanto el equipo contrario; por esta razón los jugadores se arrojaban al suelo para evitar que ésta cayera y así levantarla por los aires nuevamente. Las mujeres, al terminar sus quehaceres, se incorporan al juego con una pala redonda y desde entonces, cambian las reglas, se le permite a los hombres rechazar con cualquier parte del cuerpo ya que el juego con la pala se hace muy violento. Esta especie de fútbol fue observado por los españoles también en las Antillas, con la diferencia de que allí impulsaban la pelota con las caderas, muslos y nalgas, jugándolo hombre y mujeres en ambos equipos, o formando uno de cada sexo

Los indios guaraúnos practican, en épocas posteriores, juegos heredados de sus antepasados, a los cuales se le agregaban elementos hispánicos; entre ellos se cuentan: los que se hacen con una rueda como el gato y el ratón, el acure, el tigre y los zamuros; otros se hacen en colas o hileras, entre ellos: la culebra, el simoku, el gavilán y la gallina, la casita y juegos sueltos como el salto del sapo, el topo y la casa del báquiro. Las niñas juegan a las olas, curiara, toro y a la lucha. Entre los yanomamis, los padres confeccionaban para sus niños, con cualquier madera flexible, un arco minúsculo y sus respectivas flechas, para que fuesen iniciándose en los menesteres futuros. 

Los pequeños se divertían con elementos de la naturaleza circundante; con el hueso del corozo (Acrocomia sclerocarpa) se hacían trompos; con la palma de cucurito (Maximiliana regia) hacían canoas con canaletes que sus padres les proporcionan. Los adultos jugaban una especie de volibol, sin reglas ni equipos; la pelota que utilizaban era elaborada con la vejiga inflada de la pereza, araguato o báquiro; lo jugaban durante las horas de descanso dándole golpes para mantenerla en el aire. También hacían careras de «cuerpo invertido», es decir que sostenían el cuerpo sobre las palmas de las manos que tocaban el suelo; y jugaban «a la guerra» con flechas viejas a las cuales les quitaban las puntas y les ponían una cabeza hecha de una mazorca de maíz o de plátanos verdes, para así jugar. Hombres y mujeres jugaban con una macana hecha con un vástago de plátano; los jugadores se pintaban de negro, entraban al patio y formaban filas, una rente a la otra; primero las mujeres pegaban a los hombres en la cabeza y luego los hombres respondías.

En Turiba, poblado indígena guayanés, se practicaba un juego denominado «la caza del aro», para el cual cortaban bejucos o caña brava y hacía aros, el juego consistía en lanzar uno para que cada miembro de un grupo de cazadores, por turno, tratara de atravesar con su flecha el círculo formado por el aro.


Posiblemente el hecho deportivo más importante de la década de 1930 fueron las Olimpiadas Nacionales. Estas competencias multidisciplinarias estuvieron organizadas por la Asociación de Cronistas Deportivos, que se había fundado el 19 de abril de 1934 en una asamblea a la que asistieronLeoncio Martínez, Leo, Francisco Delgado, Luís Plácido Pisarella, Gabriel A. Lovera, Alberto Iztúriz, Otto Antillano, Juan Antillano Valarino, Carlos Márquez Mármol, Manuel Martínez, Jesús Berra y AlfonsoToledo, y cuyo primer presidente fue Ismael Pereira. Con apoyo del sector privado, dicha asociación promovió esas Olimpiadas que contaron con delegaciones del Distrito Federal y 14 estados, incluido Yaracuy, que se hizo representar por el joven Nicolás Ojeda, llamado por los cronistas «la esperanza olímpica» por su voluntad de competir. (En 1936 ganó el maratón más largo de la historia en Venezuela: Caracas-La Victoria, 60 km). Los atletas participaron en atletismo, boxeo, ciclismo, basquetbol, fútbol, natación, tenis, ping-pong y golf. En algunas entidades como Zulia, se efectuaron previamente Olimpiadas Regionales organizadas por la Asociación de Cronistas Deportivos de esa entidad, que dirigían Angel Alberto Jiménez, Narciso Villanova e lgnacio García Arapé. Entre los atletas más destacados merecen mención: Teodoro Capriles (saltos ornamentales), Marcos Hernández Solís, de Nueva Esparta, ganador de los 100 y 200 m y del relevo 4 x 100; José Antonio Parra, de Sucre, en 10.000 m; Encarnación Romero, Zulia, en jabalina; Ingrid Volbrich, con 4 triunfos en natación: 50, 100 y 200 yardas, y 50 pecho. Aragua ganó el campeonato de basquetbol. La puntuación general favoreció al Distrito Federal.


Olimpiadas y su exitoso desarrollo, fue producto del trabajo de los periodistas deportivos, que en la historia del deporte venezolano aparece siempre en las primeras décadas impulsándolos, en muchos casos, en funciones directivas. Estas competencias contribuyeron, a la difusión del deporte, y a la organización de otros, como el ciclismo, que en 1935 celebra la primera Vuelta al Lago de Valencia, ganada por Teodoro Capriles, y que el 21 de mayo de 1936 organiza la Federación Venezolana, al frente de la cual estuvieron Franklin E. Whaite, Juan Rivas y César Pino. Este deporte estaba siendo impulsado por este trío y Gastón Saugné, Simón B. Rodríguez, Justino Pelayo, Luis Esteban Rey, Jaime Todd y Eduardo Martínez Plaza. Sus primeras competencias de largas distancias fueron las vueltas al Lago de Valencia, que invariablemente ganaba Teo Capriles.

Pero el acontecimiento más extraordinario de la época fue la victoria en el IV Campeonato Mundial de Béisbol Amateur, celebrado en La Habana entre septiembre y octubre de 1941. Venezuela había participado en la III Serie Mundial de 1940 con una discreta actuación. Correspondió a Santana Anzola, presidente de la Asociación Venezolana de Béisbol a Abelardo Raidi, jefe de la delegación, a Juan Antonio Yanes, uno de los seleccionadores, asumir la responsabilidad de organizar el equipo, solicitar el dinero para enviarlo. Venezuela y Cuba, con 7 ganados y uno perdido debieron desempatar. El partido se jugó el 22 de octubre. Venezuela prácticamente se paralizó para escuchar la transmisión del juego. El Consejo de Ministros suspendió su reunión y se declaró asueto en escuelas y colegios y en el comercio. 

Venezuela vive las emociones de una nueva actividad deportiva; el automovilismo con la llegada el 8 de noviembre, de la carrera Buenos Aires-Caracas, que ganó el argentino Domingo Marimón. Como era lógico, esa competencia estimuló la organización de carreras automovilísticas de Venezuela, la primera de ella, en la ruta Caracas-Maracaibo-Caracas, se corrió el año siguiente y la ganó Walter Comach. Años después, debido a los accidentes mortales habidos, se prohibieron estas competencias en carreteras y comenzaron a improvisarse las primeras pistas.


La partida de nacimiento institucional del deporte venezolano la constituye el decreto de creación del Instituto Nacional de Deportes, Decreto Nº 164 del 22 de junio de 1949 de la Junta Militar de Gobierno. Aquel instante marca el ingreso de nuestro deporte a la modernidad, a la organización, en fin de cuentas, a la institucionalización.

A más de 50 años de ese importante acontecimiento, todavía persiste la discusión acerca de los verdaderos fines que buscaba la Junta Militar de Gobierno con esa decisión. Unos sostienen que fue una decisión política de "pan y circo" producto de haberse seleccionado a Venezuela como sede de los juegos Bolivarianos del año 51 y con ello barnizar con espíritu "democrático" a esa dictadura militar. Otros sostienen que la decisión es producto del proceso de desarrollo del deporte venezolano que, a partir de los años 30, se fue consolidando en su organización.
Frente a esta polémica, es importante señalar en estricto sentido de la objetividad histórica, que la creación del Instituto Nacional de Deportes fue el inicio de la participación del Estado venezolano en la materia deportiva, y a partir de ese momento se integró a las entidades deportivas federadas del deporte nacional con la representación oficial e institucional del gobierno venezolano.
La dinámica de la relación entre el Estado y el asociacionismo deportivo en casi medio siglo de existencia ha provocado importantes acontecimientos en el desarrollo del deporte venezolano. De su análisis podemos obtener conclusiones valederas para proseguir en el camino por la conquista de un deporte mejor.
Los Juegos Deportivos Bolivarianos del año 1951 permitieron una consolidación de las Federaciones Deportivas en Venezuela y una definición de la responsabilidad de la administración pública en el plan jurídico, en atender eficaz y cuidadosamente la preparación y participación de las selecciones nacionales en eventos internacionales. Además, en esa época se dotó a Caracas de importantes infraestructuras deportivas.


Carlos Parisca Mendoza, hombre visionario del deporte venezolano, en los años 60, ante la presencia de los Juegos Deportivos Nacionales, creó la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos, con el propósito, según sus palabras, de inundar a todo el territorio nacional de Venezuela de entrenadores deportivos. Esta decisión fue una de las más importantes para darle al país los docentes necesarios para el desarrollo de programas en todas las especialidades deportivas. A diferencia de los programas de Formación del Instituto Pedagógico de Caracas, en ese entonces, la Escuela Nacional de Entrenadores proporcionaría los técnicos deportivos necesarios para los programas de desarrollo deportivo y de alta competencia implementados por las entidades deportivas federadas.

La nueva Ley de Educación exige que el docente debe tener como mínimo una formación universitaria, desde aquella triste fecha, en 1975, hasta este momento han transcurrido veintitrés largos años que han provocado un monumental y monstruoso desequilibrio entre la oferta y la demanda de docentes deportivos requeridos por el país. Actualmente nuestra demanda acumulada está por el orden de los cincuenta mil nuevos docentes deportivos y la oferta está limitada a una producción anual de dos mil hombres que egresan de las Universidades, pero que en su totalidad se orientan exclusivamente al campo de la educación y el deporte escolar, donde se atienden menos del 10% de las disciplinas deportivas que se practican en el país. Deportes tales como actividades submarinas, atletismo, decathlón, lanzamiento de martillo, boliche, boxeo, bridge, canotaje, ciclismo, ecuestre, deportes para minusválidos, esquí acuático, gimnasia, jockey en patín, jockey sobre césped, judokarate-do, Karting, Kenpo, levantamiento de pesas, lucha, motociclismo, motonáutica, saltos ornamentales, nado, nado sincronizado, polo acuático, pelota vasca, potencia, físico culturismo, remo, softball, tae-Kwon-do, tenis de campo, tenis de mesa, tiro, tiro con arco, vela y cualquier otras de las nuevas disciplinas que se incorporan al programa competitivo nacional, no disponen de programas académicos necesarios para la formación de técnicos deportivos que puedan desarrollar estas actividades.

Es oportuno el momento para dar a conocer y reafirmar que en materia de formación de entrenadores y profesores de educación física, los técnicos extranjeros en un pasado reciente, brindaron lo mejor de sí mismos para colaborar con el desarrollo de Venezuela. Hombres y mujeres como: James Jhonson, Mirko Sustic, Ladislao Lazar, Pedro Cuggia, María Simona, Reinaldo Cordeiro, Dezio Vioti, Chip Peterson, Oswaldo Castellanos, Rafael Franco, Geaola Dudu Struquembaker, los esposos Janowski, los esposos Sulish, Carlos Egui, Goyo Tavío, Andrés Schwartz, Alfonso Victoria, Ideki Akuso, Skolber, Ahijara, Nakayama, Garner, Edwin Krisch, William Thorenson, Arthur Lidiar, Hernan Sleffer, José Frías, Casimiro Marcek , Vera Guardia, Budosky Asamuel y Luis Gutiérrez Conte vinieron a nuestro país , entrenaron a nuestros atletas, pero lo que es más importante, contribuyeron a la formación de más de diez mil docentes deportivos que hoy cumplen funciones como entrenadores, profesores de educación física, dirigentes y gerentes del deporte venezolano.






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